lunes, 30 de septiembre de 2013

MIGUEL ÁNGEL PIERRI TEXTUAL



MIGUEL DE VILLA URQUIZA



“Nací el 3 de abril en 1955. Soy nacido y criado en Villa Urquiza, hijo de Juan y Elvira. Mi casa paterna estaba en Republiquetas 5230, entre Capdevila y Triunvirato, justo frente a la embajada china. Antes estaba el Vivero Municipal, desde donde se proveía de árboles a toda la Ciudad de Buenos Aires. Por suerte pude recuperar esa propiedad, nunca me quise desprender de ella. Allí nos criamos con mi hermano Juan Alberto, que falleció hace poco tiempo. Mi padre llegó a Urquiza porque en una Guía Peuser de aquella época había visto que el subte iba a extenderse hasta la esquina de Triunvirato y Republiquetas. También se hablaba del proyecto de Zoológico Municipal, que tendría entradas en las esquinas de Andonaegui y Republiquetas y en Del Tejar y Galván. Llegaron a construirse los pórticos, con el sector de cajas”

“Soy alumno fundador y recibí una distinción del Instituto Dulcísimo Nombre de Jesús. Me inicié con el Padre Horacio Colavecchia -también estaba el Padre Eduardo- cuando el colegio tenía apenas un aula de jardín de infantes, lo que hoy sería la salita de dos: yo llegué con menos de tres años. Eramos seis chicos con dos maestras: Beatriz Dorta, a la que tengo el honor de llamar frecuentemente, y la señorita Susana, profesora de dibujo, que hoy vive en Francia. Así comenzó mi historia con el Dulcísimo Nombre de Jesús, lo vi crecer aula a aula. Hice el primario y el secundario. El colegio era nuestra segunda casa. Hace poco junté a todas mis maestras en un almuerzo. Gracias a Dios, excepto una sola, están todas vivas y mantengo el contacto permanentemente”





“Me empecé a alejar (del barrio) al ingresar a la UBA. Iba hasta la Facultad de Derecho, en Figueroa Alcorta y Pueyrredon. Tomaba el 67 o el 93, había que caminar hasta Lugones. Si había algún dinero más tomaba dos colectivos, pero siempre fui muy responsable en la cuestión patrimonial. Yo quería ser abogado. Admiraba a los de mi padre -Martinsen y Giménez Zapiola- y tenía una vocación muy definida. Sentía que desarrollaban una labor muy importante relacionada con el bienestar de mi familia. También me atraían a Eliott Ness, Perry Mason y Owen Marshall. Por eso me devoré la carrera. Eso me obligó a estar mucho tiempo en el Centro, estamos hablando del año 1973, de la apertura democrática tras el gobierno militar de Lanusse. Me vinculé a la militancia peronista. Había un fervor político, éramos una generación con pensamiento político. El estudio me obligó a buscar un trabajo y muy jovencito me empleé en Bridas, la empresa de los Bulgheroni. Llegué a ser cadete de quien hoy es un magnate, el Ing. Carlos Bulgheroni. Yo no era servil sino responsable, que es algo distinto. Ese es el gran legado de mi familia. Me crié con dos padres a los que no recuerdo haber visto discutir. Nunca los escuché hablar mal. Mi padre decía que levantar la voz no era de personas educadas. En casa había que comer cuando papá llegaba, no se podía estar ausente en la mesa ni levantarse antes que nuestros padres. Volviendo a Bridas, ese trabajo posibilitó una aventura que responsablemente ejercí. Me aparecí en mi casa con la decisión de alquilar un departamento. Tené en cuenta que tenía menos de 20 años. Conocí a un amigo, Miguel Angel Pedraza, militante de un partido de izquierda. Junto a él y Luis Napolitano terminamos en un departamento en la zona de Barrio Norte, en Gutiérrez y Agüero. Así que en 1974 me fui del barrio”

“En casa había conciencia por los familiares desaparecidos y durante el gobierno de Isabel habían sido asesinados en Saavedra por la Triple A dos compañeros de la unidad básica. Sabíamos que estaba pasando algo muy grave. El 29 de junio de 1979 sufrí una detención en la calle por parte de una patota policial. Estuve preso en la Comisaría 1ª y me torturaron durante tres días con picana eléctrica. Entiendo a quienes se quebraron y delataron compañeros. La gestión de algún obispo cercano a mi familia logró que este episodio terminara felizmente. Por eso creo que no hay posibilidad de futuro si no juzgas el pasado. Por eso tengo un compromiso público con los derechos humanos y soy abogado de Amnistía Internacional. No es una cuestión ideológica sino una posición ante la vida. Fui un concurrente diario al juicio a las juntas militares, el más importante después del de Núremberg. Esta experiencia me marcó sensiblemente”

“Seguía estudiando en forma particular y sólo iba a la facultad a rendir materias libres. Prácticamente había terminado la carrera, pero no quería jugar con esta gente bajo ningún punto de vista. Tenía muchísimo miedo. Para 1979 ya estaba casado y vivía en Olivos. Alquilé una casa muy linda a un teniente coronel del ejército. Imaginate lo que sentí cuando me enteré de que mi locador era militar. Pero la relación fue bastante normal. En 1980 nació mi hijo Gastón, que hoy tiene 32 años. Al momento de renovar el contrato se desocupó uno de los departamentos de mi casa paterna y a comienzos de los años 80 volví al barrio. A Gastón lo inscribimos para hacer el jardín en el Colegio Horacio Watson, en Colodrero y la vía. Después hizo el primario y el secundario en el Dulcísimo. Al poco tiempo se desencadenó el conflicto de Malvinas. Al término de la guerra se dio una especie de apertura y yo fui a tramitar mi matrícula, pero me llevé la sorpresa de que gran cantidad de las materias que había rendido no estaban registradas. Siempre digo que soy un abogado de 40 materias, porque tuvo que rendir unas 16 más. Recuerdo que festejé con mi hijo chiquito el regreso de la democracia en Villa Urquiza. Mi primer estudio jurídico lo abrí en 1987 en San Martín y Marcelo T. de Alvear, justo enfrente de la casa que habían allanado los militares”

“Tengo muy claro que soy abogado por todos los que no pudieron serlo. Porque a mí me costó mucho sacrificio. Al final de mi carrera mi padre falleció y tuve que salir a bancar a mi vieja viuda. Sé lo que cuesta la carrera y lo que me costó a mí. Por eso la quiero mucho y lo bueno es que me descubro a los 52 años con las mismas convicciones y con las mismas ganas de pelear que tenía a los 18. Por eso no me doblo ante nada”







MIGUEL EL MEDIÁTICO

“Entre 1986 y 1990 era un abogado que se debatía por crecer. Una secretaria que hizo el inventario de mi casa me señaló hace poco que tengo 3.250 volúmenes en la biblioteca. Lo que más le sorprendió fue que están todos marcados. A mí la lectura siempre me apasionó, tuve la suerte de criarme en una familia donde se estimulaba la lectura. También me crié con un héroe que no existía, porque mamá tuvo una operación de pecho y nos criamos con una mucama española que hablaba pésimamente el inglés. Entonces mi hermano y yo crecimos con las historias de un personaje del que con el tiempo descubrimos su verdadera identidad. Nos decía “a ver niños, que les voy a contar los cuentos de Robinod. A los doce años descubrimos que era Robin Hood. De mi casa traigo ese afán por la lectura. Pero volviendo a la pregunta, el Pierri conocido nació cuando me definí como abogado penalista. En aquellos días era un voraz lector de la escuela alemana de derecho y me relacioné con Jorge Goodbar. Me vino a ver a mi pequeño estudio para tramitar en conjunto el indulto de Sergio Shoklender. Me interesaba el protagonismo en un tema como ese y tomé cierta notoriedad. Pero mi espaldarazo fue el juicio a la barra brava de Boca, la causa de El Abuelo. Yo defendí al “uruguayo” Bellusci Martínez, que fue uno de los pocos absueltos. Por esa época se inauguraron los canales de noticias y trascendí a la esfera pública. Me empecé a relacionar con los responsables de los medios. Siempre tuve ductilidad para la oratoria y una memoria prodigiosa, nunca tuve que leer nada dos veces”

“Eso lo vi en 1995 en Miami. Me encontré con abogados que anunciaban en los medios de comunicación. Me di cuenta de que la comunicación tendría un poder protagónico. Me inspiró un abogado americano, que en televisión tenía un anuncio que decía “Soy Steven Linowitz, quiero ser tu abogado”. Me hice propia la frase e incursioné mucho en la televisión. Pero cuidado, porque es una máquina que devora. Yo tuve la suerte de tener abogados amigos mucho más grandes que yo: Oscar Salvi, Eugenio Zaffaroni o Luis Darritchón. Ellos me advirtieron que la televisión era riesgosa y podía quemarme. También conocí a Pepe Parada, un hermano de la vida, que me enseñó el valor de la televisión. “Un aviso cuesta 6.000 dólares y vos estás veinte minutos gratis todos los días. Valorá y cuidá este espacio, no lo satures”, me advertía. El me metió en el ambiente, me acercó a todos los conductores y productores de televisión por mi especialidad en contratos. Después hay que trabajar mucho: nunca estoy en mi estudio más allá de las diez de la mañana y nunca me voy antes de las nueve de la noche. Y sigo conservando la costumbre de venir los domingos a última hora para armar la agenda”

“Mi mamá se enojó cuando se enteró de que defendía a determinados personajes, como a Menem. “¿Por qué no defendés a los buenos?”, me preguntaba. Yo le decía que no siempre los buenos necesitan abogados. Hoy ya entiende mi profesión. A mí los clientes me tienen que decir la verdad y yo después veo cómo una realidad negativa puedo transformarla en un hecho distinto o hacerla valorar de otra manera. Nunca defendí piratas del asfalto ni ladrones. Alguno me pasó una lista y me recordó que defendí a peores individuos: acusados de poner bombas en la AMIA, presidentes corruptos como Menem, jueces corruptos como Trovato, curas acusados de corromper menores como el Padre Grassi, homicidas... La lista me conmocionó, uno no piensa en esos términos. Mi límite ético serían los abusadores y los genocidas”

 “Cuando dicen que vivía en el programa de Mauro Viale es mentira, fui muy poco a lo de Mauro. Es lo que pasa conmigo: la gente me dice “Te vi en televisión” y yo no voy más a la televisión, lo que pasa es que la réplica de la nota de un noticiero se ve por todos lados. Aprendí hace muchos años que la única nota que debo hacer es saliendo de tribunales o en mi estudio. Por eso es injusto cuando se dice el “mediático Pierri” 








MIGUEL Y SUS CASOS

“Yo no defiendo el delito sino el debido proceso. No soy ni cómplice ni partícipe secundario de los señores que se vinculan con el sistema penal. Por supuesto que como todo abogado que debe vivir de su trabajo en la década del 90 advertí que la figura penal que más iba a dar era el narcotráfico. Estuve en los 21 casos de nacrotráfico más trascendentes del país e inclusive viajé a Colombia y conocí gente bastante complicada. Pero siempre fui su abogado, nada más. Mi mayor virtud es ser un celoso tutelador del debido proceso. No significa que sea garantista. Las leyes están y son muy buenas. Si cumpliéramos con la Constitución nos iría bárbaro como sociedad”

“En la causa sobre el triple crimen de General Rodríguez, donde soy acusador , sentí por primera vez un poco de preocupación, sobre todo porque tengo un hijo chiquito de un segundo matrimonio. Al regresar del juzgado de Faggionato Márquez en Campana, sin custodia, a veces sentí temor”

“Yo he defendido muchas veces personas que no eran inocentes. Podría decir que en 59 casos de homicidio apenas el diez por ciento no era responsable. Con los años me he vuelto mucho más selectivo y elijo a quién defender. Ahora estoy en una etapa más querellante que defensora”

“Yo que soy un especialista en homicidios con tantas absoluciones que creo que eso me ha creado una suerte de imagen de tipo complicado. Y no soy complicado… Lo que sí pongo es convicción en todo lo que hago. Mi estudio está abierto a mucha gente, no es como dicen un estudio muy caro. De hecho, tenemos una guardia permanente para aquellas personas sin ingresos y eso no lo sabe nadie”

"Rara vez me dijeron sacapresos. En primer lugar, No soy abogado de comisaría. Los sacapresos tienen que ver con los abogados que trabajan en la provincia de Buenos Aires donde la instrucción penal la lleva a cabo la policía. Yo no soy un abogado bonaerense. Entonces, eso lo dice algún periodista que no conoce. Tampoco, nunca defendí delitos contra la propiedad. Los que yo defiendo son delitos complejos, donde las personas pierden la libertad y sólo la recuperan por una decisión judicial que está elaborada en el plazo de instrucción o por alguna cámara que revisa la prisión preventiva”
“Me ha tocado, a través del tiempo, adquirir una increíble capacitación en el derecho de homicidios. Ya actué en 53 homicidios. Como defensor, actué en 45. Y de esos 45, tuve 42 absoluciones. Estoy convencido de que los que absolví, los absolví bien. Siempre fue  lógico el veredicto de inocencia. Si hubieran sido culpables, el Estado no lo logró probar, por lo tanto, el veredicto es la duda y la duda es inocencia. Hubo casos que para mí fue un gran aliciente el haber alcanzado la inocencia de estos individuos, porque la sociedad los había marcado”

“La causa de Julio Grassi marca un antes y un después en mi vida, en todo aspecto. Se me imputó el delito de encubrimiento agravado supuestamente porque yo intervine en el cambio de la declaración de una víctima del padre Grassi, del menor llamado Ezequiel. Bueno, jamás lo conocí al chico, nunca lo vi, él declaró que no me conoce. Ahí en Morón hay una interna judicial que está a la vista entre varios jueces”

“Lo primero que quiero aclarar es que nunca fui defensor de Grassi. Arribé a la causa Grassi por pedido de Raúl Portal, él estaba muy desesperado, él era el presidente de la Fundación. Para mí Portal es una persona moralmente intachable, una persona que no miente, lo conozco muy bien. Me lo estaba pidiendo un amigo”

“Los defensores de Grassi eran el Dr. Sobrino y el Dr. Sandro, me reúno con Sobrino y les digo que estando ellos, yo no tenía nada que hacer. Luego me contacto con el hermano de Grassi que me contó más o menos todo y yo le dije “no me interesa defender al cura. Él sabrá lo que tendrá que hacer”. Lo que sí propuse es defender a los chicos que aparecían en televisión de la injuria. Esa era mi estrategia. Pero bueno, si bien a Sobrino sí le interesó, a Sandro no. Yo tenía serias diferencias con los defensores del padre, sobre todo con el Dr. Sandro y el Dr. Maloneay. Sin embargo, el cura me solicitaba consejo a mí” 

“La gran ruptura viene cuando Grassi no acepta llevar a cabo las pericias psicológicas y psiquiátricas y para mí sí las tenía que hacer”


“No sé quién me mando en cana todavía, no sé a quién le molestaba. Y no me equivoqué, porque yo les decía a los abogados del cura que se tenía que hacer las pericias porque los delitos de abuso se prueban por penetración o por muestra de semen o por un profundo estudio psicológico del autor”


“Ellos se equivocaban cuando decían que Grassi no se lo debía hacer. Decían que en el Departamento Judicial de Morón no había garantías, bueno, no es una respuesta… Si no hay garantías, que lo hagan en otra jurisdicción. Fijate vos que tiempo después lo tuvieron que hacer en El Calafate”


“Me acuerdo del día que fuimos a ver a Grassi con Portal. Lo saludé con mucho respeto. Mi hermano, ya fallecido, era un gran admirador y benefactor de la obra y, si bien no estoy de acuerdo con el asistencialismo, acerqué algunos benefactores porque tengo que reconocer que Grassi hizo una gran obra: darle de comer a 6 mil chicos carenciados. Me costaba creer eso de Grassi, una persona que tenía 6 mil chicos a disposición, y yo me preguntaba “¿justo estos dos?” Me llamó siempre la atención y más que ante esta acusación los padres no hubieran decidido sacar a los chicos de ese colegio”

“Grassi me preguntó porque no quería defenderlo, habiendo tenido una gran reciprocidad cuando murió Rodrigo (el cuartero cordobés), es como que yo me sentía un poco en deuda por eso con el hombre. Pero le dije: “Mirá Julio –se lo dije delante de Rial (Jorge)- si vos llegás a ser culpable, yo vuelvo y te tiro por esa ventana”. Y Portal le dijo: “si llegás a ser culpable, yo vengo y te cago a trompadas”. Una reacción de los dos muy violenta. Estábamos muy heridos porque esto mancha. No sé como va a terminar el juicio”

“No me gusta el manejo de los abogados, no me gusta el tiempo que se dilató el juicio, no me gustó la dilación de pretender un juicio por jurados, no me gustó el daño que se le hizo a la Fundación a la que siempre defendí como obra. Puedo estar de acuerdo o no, pero sé que esos pibes en la calle, están en riesgo. Yo siempre decía, y al cura esto le molestaba mucho, que acá lo que importa es la obra y no el hombre”

“Soy inocente absolutamente. Estuve detenido 40 días en la DDI de Morón con asiento en Merlo. Me trataron muy bien, pero me sentí muy mal. Me pareció bochornoso que me hayan mezclado con este delito y se lo dije al juez en la cara: “No te perdono nunca más que vos hayas sospechado de mi en una cosa tan aberrante. Es más, en el juicio de Grassi voy a declarar como testigo y voy a decir esto claramente: “Yo no encubriría ni al mismísimo Papa por este delito. Mi importa tres carajo la suerte de Grassi”. Jamás me involucraría en una acción tan burda, tan criminal, tan perra de querer manipular a un menor frente a este delito. Las reales víctimas de este juicio oral son los chicos”



 Su opinión sobre el caso Grassi en video: http://www.youtube.com/watch?v=xycANMNVbRo







TEXTUAL ENTRE PERIODISTA MARCELO BENINI Y MIGUEL

-De esos 59 casos, ¿cuántos fueron absueltos de su crimen?

-Unos 53, para el resto conseguí condenas muy razonables. Aclaro que muchos actuaron en defensa propia o bajo emoción violenta.

-¿No le quedó un sentimiento de culpa por facilitar la libertad de un asesino?

-Cuando el Estado investiga bien es muy difícil evitar la condena. Malos jueces y fiscales permitieron que uno con mucha experiencia marcara los errores que cometieron durante la etapa de instrucción de la causa. Vos le hiciste una hermosa nota a un gran colega llamado Joe Stefanuolo. Con la nulidad de una escucha telefónica hizo caer la causa que el juez Bernasconi armó para acusar a Guillermo Cóppola.

-Leí en un tweet que calificó como desastrosa la gestión de Macri.

-Yo tenía cifradas expectativas en Macri, no por su modelo sino por su programa de gobierno. Para mí algo le pasó. Así como saturó de policías nuestros barrios, hay sectores que no atendió. No puede mostrar indefinición sobre el subte, ¡qué bueno hubiera sido que llegara hasta el Parque Sarmiento! Pensar que la gente va a andar eb bicicleta cuando en Lavalle y Carlos Pellegrini te roban el teléfono celular mientras estás hablando es una ingenuidad. La ciudad está sucia y las veredas están rotas. Ni hablemos de los tarifazos. No estoy en contra del PRO, sino de su gestión.

-También leí un emocionado elogio a Néstor Kirchner...

-Yo soy peronista. Me parece que el gobierno de Néstor Kirchner fue transformador, nos sacó de diez kilómetros bajo tierra. Nos prestigió con una de las mejores Cortes Supremas de Justicia de toda la historia. Coincido plenamente con el tratamiento de los derechos humanos, el pago de la deuda externa y el mejoramiento de muchos sectores que estaban excluidos. Era un empecinado y lamenté mucho su pérdida. El problema de la democracia es que no hay candidatos para 2015.

-Una nota periodística enmarcada en su oficina, de la que usted forma parte, está titulada “Abogados del diablo”. Si éste se presentara a su oficina para contratar sus servicios profesionales, ¿lo aceptaría como cliente?

-Esto me lo preguntaron muchas veces. En realidad a mí me hubiera gustado defenderlo a Jesús. Era un ser de bien, un revolucionario de su época, un gran cuestionador del poder del César. Por supuesto no le hubiera cobrado. A Louis Cyphre, como le digo a Lucifer, no me interesa defenderlo. Nunca formaré parte de sus huestes.







MIGUEL Y SU PROPIO PROGRAMA



FALLO & VEREDICTO








MIGUEL Y SU GUITARRA










MIGUEL CASO ÁNGELES EN TWITTER









































FUENTES CONSULTADAS




Producción de fotos para la tapa Nº 1914 de Revista Noticias. "El Show de la Justicia"  http://www.youtube.com/watch?v=fVp_kXSAnpc













 Entrevista a Miguel Pierri y Fernando Burlando en Programa "La Liga": http://www.youtube.com/watch?v=-7u-p9RQoxM






















































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