La gente vive de contradicciones. Comúnmente comete contradicciones. A alguien le puede gustar hoy un periodista y en unos días decir que “es malo”, “que no sirve”; quizá sólo por llevar la contra en alguna conversación. Hoy puedo decir que Marcelo Bielsa es el mejor Director Técnico del mundo y después de un fracaso mundial en 2002 decir que “no sirve para nada”, que es un “caprichoso”. Oh! Si habré peleado contra esa teoría ante los que criticaron a un tipo con una ética intachable y un prestigio enorme.
La negación de lo que se da por cierto en algún momento o expresar una afirmación contraria a lo que ya se ha dicho es muy común; nada sorprendente. “Sólo los imbéciles no cambian” dice una frase que vaya uno a saber quién la dijo por primera vez. En las declaraciones testimoniales de los Procesos Jurídicos es muy común encontrar contradicciones. Éstas, luego, pueden ser rectificadas o ratificadas, verificadas o desmentidas. Un caso emblemático de contradicciones en declaraciones, tanto testimoniales, como mediáticas, en un Proceso Judicial son las vertidas en el caso del crimen de Ángeles Rawson el lunes 10 de junio de 1013.
No ahondaré en detalles porque ya todos conocemos el caso y si no es así solo basta googlear su nombre y ponerse a leer. Es más, quizá a estas alturas, alguien ya haya comenzado a escribir un libro (o varios). Las contradicciones en la declaración testimonial de Jorge Néstor Mangeri (supuesto asesino, al día de hoy – 22 de julio de 2013) lo llevaron a estar imputado. Uno se contradice cuando la presión nos agobia. Quizá la mayoría de las personal que deben declarar ante un Fiscal o un Juez se contradicen por miedo. Lo veo normal, siempre y cuando sea en pequeños detalles
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