Vi representantes de un fútbol ofensivo, pero también vi a los otros; a los que quieren ensuciarlo defendiendo, pero ¿defendiendo qué? ¿Un resultado? ¿ Qué resultado podemos tener si nos quedamos todos atrás tratando que no nos conviertan?
Para ganar hay que atacar. Y si de atacar se trata un referente del término es: Marcelo Bielsa. Sí, la cara visible de uno de los máximos fracasos en la historia de los mundiales del seleccionado argentino.
Ese “loco” de la táctica que enamoró a los argentinos durante cuatro años y se hizo odiar en quince días. El mismo que logró volver hacerse querer al ser el primer director técnico, luego del terrible fracaso, en conseguir la medalla de oro en una olimpíada para nuestro país. Y el que desconcertó a todos renunciando a su segunda oportunidad. (Se lo podría culpar también, que por haber renunciado tuvimos que bancarnos a Pekerman)
Aquél que no tenía contacto personales con el periodismo (entiéndase por contacto personal a que no concurría a programas de televisión ni salía al aire en emisiones radiales); solamente atendía a la prensa a través de conferencias. Su argumentación era que así podía atenderse a todos los medios del país por igual, sin hacer distinción entre poderosos y pequeños medios del interior.
Ese tipo que supo volver a poner en escena el término futbolístico de winnes, de atacantes laterales. Jugadores que habían desaparecido gracias al filósofo y destructor Carlos Bilardo. Sí, Bilardo salió campeón del mundo y Bielsa no; pero también, Bilardo creó el fútbol defensivo, colocó un laxante en la bebida de un contrario, inducía a sus jugadores a no ayudar al contrario en caso de lesión y les hacía llevar alfileres para que ellos en los tiros de esquina lastimaran a los rivales. Ese tipo salió campeón del mundo. Recordar, por favor, que contó con un Diego Armando Maradona entre sus filas y que lo hizo en el pico máximo de carrera (podría decirse también que de consumición). Ese tipo creó la “línea de cinco en el fondo y pelotazo pa’riva”.
Marcelo Bielsa, ese gran tipo (no según yo, porque no lo conozco desgraciadamente, sino según casi la totalidad de sus dirigidos) que descubrió e hizo querer jugadores que para el “juez futbolístico” (la mayoría de los argentinologos) eran completamente desconocidos: Nelson Vivas, Mauricio Pochettino, Gabriel Heinze, César Delgado, Cristian González, Javier Mascherano y unos cuantos más. No digo que estos jugadores hayan cambiado la historia del fútbol argentino, sino que cumplieron con su función y supieron “calmar las aguas”, cerrándole la boca a más de uno.
Supo lidiar con los panqueques de siempre (Fernando Niembro, por ejemplo) que primero lo alababan por sus métodos y luego lo destruían intentando, a través del lobby, elegir al sucesor. (Niembro quería y pedía a gritos a Oscar Ruggeri, pero el elegido fue José Néstor Pekerman. Sucesor que paseó por cuanto programa radial y televisivo existiese y que debido a su fracaso personal también recibió la crítica de los “aniquiladores” de siempre)
Luego de un tiempo de descanso y de rechazar una gran cantidad de ofertas, entre ellas las de River y Boca, está por volver a la actividad uno de los grandes personajes del fútbol argentino (se dice que puede hacerse cargo de la dirección técnica de un equipo mexicano o de la Selección de ese país). Una bandera, un trapo muy recordado por mí es ese que decía: “Bielsa, el tiempo te dará la razón”. Después del fracaso de Pekerman y del mal comienzo de Basile, esa frase se está por cumplir.
La esperanza es que si después de diez años se le dio una nueva oportunidad al DT Basile, quizá tendré que esperar hasta la finalización del Mundial Sudáfrica 2010 para que se vuelva a convocar al sinónimo de “fútbol ofensivo”, y así poder ver nuevamente a un seleccionado que ataque en dónde sea y a quién sea, sin miedos, sin temores a recibir un gol en contra.
Hoy, jueves 19 de octubre de 2006, espero ese día mientras escucho a un técnico en un programa televisivo (Estudio Fútbol en TyC Sports) hablar como si fuese el dueño de la verdad; Ricardo Lavolpe hace un mes que es técnico de Boca, recuerden la fecha anterior y miren en el futuro las estadísticas de cuánto tiempo más duró en el cargo y qué cosas ganó. Otro al que le gusta la línea de cinco en el fondo y dos volantes de contención (matemática pura: el arquero más cinco defensores, más dos volantes defensivos, igual a ocho jugadores; o sea, que quedan tres para atacar. Por ende si el rival decide superar con un hombre ese ataque, pone tres defensores, más el arquero y ataca con siete. ¿ Quién tiene más posibilidades de meter el primer gol? ) Y se llena la boca diciendo que prefiere la línea de Menotti que la de Bilardo. Ummm?! Puro verso!
Marcelo Bielsa, hablando cuantitativamente, atacaba con seis y medio jugadores: los dos volantes laterales, el enganche y los tres delanteros (el medio sería la mitad de la función que cumplía el clásico número cinco – referente: Diego Pablo Simeone – quien atacaba a la par que defendía). Por lo que se desprende que defendía con cuatro y medio: el arquero, más los tres defensores (libero y dos stoppers) y la función defensiva del “Cholo” Simeone. De lo anterior se deduce que el rival necesitaba, para no ser superado en número, a por lo menos siete jugadores en defensa.
Se podrán preguntar ¿por qué le fue como le fue en Corea – Japón 2002 si es tan buen entrenador? Mi respuesta es sencilla: Argentina quedó afuera del mundial por no convertir un gol más en cualquiera de los tres encuentros que disputó, si lo hubiese hecho hubiera pasado de ronda y hoy estaríamos hablando de otra cosa (quizá esta redacción nunca hubiese existido).
Paso a explicar: el 2 de junio de 2002 se le gana 1 a 0 a Nigeria; el 7 de junio se pierde con Inglaterra por 1 a 0 y el 12 de junio se empata con Suecia por 1 a 1. Por lo que Argentina terminó con 4 puntos y con una diferencia de gol de 0 (cero) Bien, si se le hubiese convertido un gol más a Nigeria, Argentina hubiera pasado de ronda por diferencia de gol (más 1). Si se lo hubiera hecho a Inglaterra se hubiese sumado un punto más con el empate (5 puntos) y si se lo hubiese convertido a Suecia se hubiesen sumado dos puntos más (6 puntos) y no sólo hubiese pasado de ronda sino que hubiese sido el primero del grupo.
Bielsa cometió errores, llevó a varios jugadores lesionados que se recuperarían durante el desarrollo de la competencia (Simeone y Caniggia entre ellos), se lesionó Nelson Vivas y tuvo que ser reemplazado por Mauricio Pochettino en la posición de stopper por la derecha (Vivas traía un nivel excepcional, igualmente Pochettino no lo hizo mal), Gabriel Batistuta no era el mismo de siempre, Claudio Caniggia se hizo echar tontamente (desde el banco) sin ni siquiera jugar un minuto en la competencia y, también, se encontró con la sorpresa de que Juan Sebastián Verón no tenía ganas de jugar al fútbol. Verón ocupaba la posición de enganche, quien debe ser el “conductor” futbolístico del equipo, pero éste se creyó que era “el Diego”. Esta no – actuación le valió no estar presente en el no tan estruendoso fracaso (porque pasó la primera ronda, solamente) del 2006 en Alemania.(Lo peor es que hoy se habla de la posibilidad de que éste vuelva al seleccionado) Por suerte su suplente era el excelente jugador Pablo César Aimar.
Por todos estos motivos coincido con aquella vieja frase del trapo que decía y que hoy convierto en un rezo: “Bielsa, el tiempo te dará la razón”
Pablo D. R.
19 de octubre de 2006
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